En uno de los campos chilotes, vivía un matrimonio, en el cual el marido se desempeñaba como pescador artesanal.
Muchas veces el marido pasaba varios días trabajando en el mar, con lo cual la su mujer quedaba sola en casa.
Una noche cuando la mujer estaba sola en casa, tras acostar a los niños, y se había ido a dormir, sintió a los perros aullar fuera de la casa y las gallinas cacareaban asustadas. De pronto se escucho el grito del Coo que se posó sobre la casa.
De pronto la asustada mujer vio como una luz penetraba a través de la pared para luego convertirse en un horrible perro negro.
Horrorizada, la mujer veía como el perro gruñía y mostraba los dientes junto a la cama, pero no podía hacer nada, pues una misteriosa fuerza la aplastaba contra la cama, impidiéndole todo movimiento.
El perro se quedó en esa posición hasta que empezó a amanecer, y la mujer semidormida vio como el perro se alejaba otra vez en forma de luz.
Cuando el marido volvió a casa, ella le contó lo ocurrido, pero él no le creyó.
Entonces, cuando vino la noche, y el matrimonio se fue a dormir, el siniestro suceso ocurrió otra vez.....primero se sintió el grito del Coo, luego el perro entró a la casa a través de la pared, y se sentó junto a la cama mostrando los dientes y gruñendo. Ahora ni el hombre ni la mujer se podían mover, pues la extraña fuerza mantenía a ambos presionados contra la cama.
Cuando empezó a amanecer vieron como el perro se iba tal como llegó, luego se escuchó el grito del Coo, y entonces el matrimonio recuperó la capacidad de movimiento.
El hombre al otro día, aún muy nervioso le contó la historia a un amigo. Y este le dijo que el perro era un brujo transformado.
Su amigo, además le dio un consejo para liberarse de la pesadilla. Debería tomar una vieja red de pesca, untarla con ajo, y dejarla a la entrada de puerta, entonces cuando el perro entrara, quedaría atrapado en al red.
El hombre hizo tal como le dijo su amigo, tomó una red, la untó con ajo, y antes de irse a dormir la dejó delante de la puerta.
Vino la noche, se sitió el Coo, y luego entró el perro a la casa, pero cuando pisó la red, se enredó en ésta, y no pudo moverse más.
Entonces el hombre ahora si se pudo levantar de la cama. Agarró al perro a patadas y lo insultó con cuanto garabato se le vino en mente. Luego agarró un cuchillo y a pesar de que su asustada mujer trató de impedírselo, diciéndole que el brujo se podía vengar, castró al perro.
Pensando que el perro había muerto debido a la hemorragia, lo lanzó fuera de la casa y siguió durmiendo.
Al otro día el hombre se levantó, y fue a observar el cadáver del perro, pero encontró en su lugar sólo un charco de sangre.
Los días pasaron, y ni el perro ni el pájaro se volvieron a ver.
Algunos días después, un vecino llegó con la novedad de que había muerto un hombre, sobre el cual siempre había caido la sospecha de que era brujo. Además el vecino dijo que no se sabía de que había muerto, pues la esposa del difunto, no dejó que nadie le ayudase a vestirlo, y sólo dijo que el tipo había sufrido un accidente entre las piernas que le provocó una horrible hemorragia.
El matrimonio no dijo nada, y sólo se miraron a los ojos sorprendidos.